lunes, 30 de marzo de 2009

El Día Mun dial del Teatro y la alta traición al gremio de Yucatán: Sobre las artes escénicas a partir de un juego de preguntas

El Instituto Internacional de Teatro estableció en 1961 que el 27 de marzo se celebre el Día Mundial del Teatro, evento en el que cientos de países participan y a través de instituciones y actos independientes ofrecen una muestra del teatro de su localidad para la comunidad.

Cada año una personalidad en la materia emite un mensaje para conmemorar la fecha. Hace tres años un mexicano fue invitado a decir el discurso: el maestro Víctor Hugo Rascón Banda (q.e.p.d.). La valía de esto radica en que dicho discurso ha sido pronunciado por Pablo Neruda, Eugene Ionesco, Arthur Miller, Jean Cocteau, Peter Brook, Miguel Ángel Asturias y Wole Soyinka, por citar algunos.

El teatro en México quiere estar en plan grande, no me refiero sólo al centro del país, sino también a toda la producción del norte. Hoy es un día de celebración, pero del sur, de Yucatán ¿De qué podemos hablar?

Lo que a continuación se expone no es algo nuevo, sino cosa que muchos pensamos y que otros han expresado incluso a nivel nacional: inconformidad. No una inconformidad con el afán de que se nos faciliten todos los medios para ver nuestra obra en escena (nuestra obra como dramaturgo, director, actor o escenotécnico, al fin y al cabo termina siendo nuestra obra), sino que se nos dote de los mecanismos necesarios para que ésta nazca y continúe viva, mecanismos a los que está obligada la institución encargada de velar porque se cumpla parte de esa tarea, que en este caso tendría que ser la Dirección de Teatro del ICY a cargo de Juan de la Rosa.

La administración pasada llevó a cabo muchos caprichos personales sin cubrir las necesidades básicas del gremio, a pesar de tener una visión más acertada que ésta, no se puede negar que no cayó en el despotismo, el amiguismo, en el chantaje y en la amenaza directa durante su gestión. Los teatreros ahora pensaron que sí iba a haber una comunicación y una democracia en convocatorias, espacios, proyección y presupuestos para las artes escénicas.

Uno de los primeros movimientos de la administración de Juan de la Rosa fue seleccionar sin opinión de la comunidad, la obra que representaría al Programa Nacional de Teatro Escolar. Sin explicación alguna, se decidió qué obra y qué director la concretarían, cuando esta selección siempre recaía en teatreros nacionales o internacionales especializados en el teatro para niños y jóvenes, para salvaguardar (siempre en lo que se pueda) que se le diera al público infantil y juvenil un espectáculo de calidad.

Hoy, en pleno gobierno de Ivonne Ortega, quien triunfó democráticamente, regresan las dictaduras y los dedazos. Hay autócratas que al parecer saben lo que es mejor para el público y el teatro de Yucatán, lo que nos hace pensar que si la arrogancia no es la manera de conducir una sociedad, mucho menos al arte, que es parte integral de ella.
El problema es aún más grande, ya que los que realizan el teatro profesional de Yucatán, no cuentan con el presupuesto necesario para realizar su producción, (aunque muchas veces lo encuentran). La oportunidad sometida a convocatoria con la que se contaba, que es el Programa Nacional de Teatro Escolar, ha sido vedada, por lo mismo, las oportunidades de difusión y proyección permanecen nulas, al menos que uno sea del agrado del director del Departamento de Teatro, que es la explicación que aparenta ser, mientras no se dé otra, de manera formal.

La convocatoria de Co-producción para las Artes Escénicas también ha desaparecido. Si el ICY, a través de su departamento, ha producido alguna obra, no ha sido puesta a consideración de los diferentes planteamientos de los creadores del Estado, sino que ha sido por decisión de su Departamento, tal como pasó en su Festival de Monólogos en el que no se vio una convocatoria para producción de espectáculos.

Y hablemos de festivales. Un festival es una convivencia entre creadores y un intercambio de experiencias y conocimientos. En un principio se habló de un festival internacional, que terminó siendo el Festival Estatal de Teatro Wilberto Cantón. El intercambio no sirvió de mucho, ya que las obras que se presentaron eran ampliamente conocidas porque ya las habíamos visto o no se crearon los mecanismos para que otras se fueran a ver.

En un artículo anterior hablaba de las impresiones del espectador y cómo encauzarlo hacia la escena. Me tocó en ese festival ver obras que adolecían de los recursos mínimos del teatro profesional o semiprofesional (la teatralidad se da estando en escena, el teatro no), pero que eran presentadas dentro de la programación, como “La noche de los asesinos”, del cubano José Triana. Aunque esto no es una crítica directa al teatro amateur sino a los que lo exponen ante un público que merece otra cosa.

Cabe decir que hubiera sido más decente enfrentar al alumnado con un texto menos complejo, en el que lucieran más sus habilidades que deficiencias, pero bueno, el caso es que la Dirección de Teatro los aceptó y les pagó igual que a sus profesionales, por ese ejercicio escolar.

Entonces el público e incluso algunos creadores se preguntan: ¿De qué se trata?, ¿a qué le llamamos teatro?, ¿dónde está la profesionalización (no el academismo) en el arte, si todos se mezclan contra todos en un encuentro que es para el público y el creador y hay mecanismos que entrenan a los aspirantes a las tablas?

Hay que señalar que en dicho festival se convocó al creador a exponer una producción en la que le pagarían dos funciones: meses de ensayo, o aunque sea uno, ¿para llevar un producto a escena cuya vida sólo será en dos ocasiones? La verdadera función empieza en la representación 30, y al parecer estamos destinados a que las producciones en Yucatán lleguen a la 5, a la décima habría que develar placa, si esto se quiere finiquitar.

Cierto es que el Estado no lo puede cubrir todo, existen costos de luz y de la renta del teatro, por lo mismo, la mayoría de los grupos ha pedido desde hace mucho tiempo un espacio para el teatro de pequeño formato, en el que se puedan agendar temporadas para los grupos, aunque no basta con dotar un espacio y “hay vean qué hacen con esto”, sino de dar difusión a través de un proyecto, el cual debería de ser concertado y que incluso se concertó en los diferentes foros que se tuvo sobre el tema, pero que no se está cumpliendo.

Ahora se quiere (o se va, o ya se hizo, no hay comunicación) a crear una Compañía Estatal de Teatro. Antes de velar por la existencia de las condiciones básicas, se pretende dar un paso sin dejar en claro las garantías que la acompañan, los gastos y los apoyos a los creadores de esta compañía del Estado. ¿Decisión de quién va a ser la nómina? ¿Serán selecciones arbitrarias igual que los otros procesos? El presupuesto que necesitan los grupos y los creadores, ¿será absorbido para fingir que tenemos una compañía que refleja el bienestar del teatro yucateco?

Hay una preferencia razonable del Mtro. Juan de la Rosa hacia los municipios, comprensible y es correcto, pero existe una Dirección de Descentralización, a la que tendrían que canalizarse estos proyectos en coordinación con la Dirección de Teatro, para mediar los gastos y crear un proyecto incluyente.

Sobre todo, considero que lo importante es brindar formación a los grupos que están ya conformados en los municipios, porque si no, ¿de qué sirve llevarlos a escena y no formarlos de manera integral y sin proporcionarles herramientas para su crecimiento? Cuando Juan de la Rosa deje la dirección, ¿es seguro que los seguirán apoyando igual? ¿Cómo enfrentarse al mundo de las artes sin formación continua? Hay que gestar herramientas que sean perdurables, no efímeras como todos sabemos que es la puesta en escena. No hay que jugar con ellos al Aquí y Ahora, sino por un Para Siempre, que es la formación.

¿Se realizó un festival de monólogos para que todos los grupos sacaran nuevamente de su repertorio la propia producción, algo que se hizo hace años? ¿Es que acaso así se ahorra el ICY el trabajo de producir? ¿Y qué tal funcionó?

Podríamos hablar de otros casos como la Temporada de Teatro para Niños, pero entonces estaríamos ante una perorata incierta y esto es lo verdaderamente serio como para estructurarla.

Finalizo, sin el afán de ofender, sólo con el deseo de recordar, pero previo a la designación, tanto del director del ICY como del área de teatro, se tuvo una reunión, en donde el gremio (a pesar de estar dividido) presentó estos y otros argumentos. Se convocó a que los postulantes a querer dirigir el área en la institución no ejercieran el oficio al menos con la institución, para que por el bien de todos no se le acuse de aprovechar el puesto para sus beneficios personales, como en la administración pasada (el actual director participa en los Rituales de la Muerte Maya y algunos de sus colaboradores también lo hacen en Teatro para los Municipios), pero bueno, a lo que voy es que en esa reunión todo se expuso, se apuntaron las necesidades y los candidatos a dirigir (Juan de la Rosa fue uno de los que se levantó para postularse) de antemano las sabían, se dieron a conocer las demandas y necesidades del gremio. Ahora, parece que se ha dejado de escuchar al creador, por lo que uno no se puede sentir más que traicionado.

El INAIP señala que en su ejercicio anterior (hasta noviembre de 2008) el ICY gastó 114, 331, 497 pesos en cultura. Democráticamente, ¿no podríamos sugerir cómo gastar una pequeña parte del presupuesto los de teatro?. En fin, para todos los amigos, pocos pero queridos, ¡Feliz Día Mundial del Teatro!

El primer encuentro, cuando por primera vez te sientes en primera fila: Sobre las artes escénicas.

Dicen que la primera vez jamás se olvida, aunque se podría hacer una analogía sobre esta frase y posicionarla en diferentes ámbitos: el primer libro, el primer beso, la primera cerveza, el primer viaje fuera de nuestro estado o país, el primer amor, pero de lo que me interesa hablar aquí es sobre la primera vez en el teatro.

Si a menudo son miles de personas que nunca han leído un libro, son mucho más las que no han ido al teatro, de entrada porque existe en el imaginario la versión de que es aburrido en comparación con el cine y la televisión, además los efectos especiales nunca superarán a los de la pantalla, pero siempre olvidamos que es la sustancia que se hace viva en la escena (el actor) lo que le da sentido al teatro.

Me he topado con infinidad de gente que dice practicar el oficio, pero al parecer ha confabulado toda una maquinaria para alejar al público del teatro, ya que además de que cobran la entrada a sus espectáculos, por lo visto han encontrado en estos espectáculos improvisados una forma de generar dinero, sin importar que el espectador se vaya con un mal sabor de boca y con la firme convicción de nunca regresar.

He visto infinidad de niños diciendo “Mamá, vámonos, ya me aburrí”, o el clásico joven que con sus expresión más burda y sincera sólo alcanza a decir: “chale, para eso me compraba 4 caguamas”.

Este no es un espacio para discutir la función del teatro, es decir, si tiene que ser entretenido, educativo o social, pero sí advertir que se están confundiendo los términos y la mayoría de lo que la gente tiene en su cabeza es, sí ya vi una obra, era regional. Hay que aclarara también que el término regional tan complejo y en nuestro estado muchas veces bien planteado, ha sido traducido por muchas personas como una elaboración de parodias, de hombres travestidos como mestizas y que sólo recitan insultos y chistes de doble sentido y en lo mejor de los casos elaboran la ya anunciada “mezticienta”, y eso en el mejor de los casos es el único acercamiento de algunos jóvenes con este arte.

A lo que voy, es que el mejor momento que se le puede dar a un espectador es ponerlo al alcance de una obra de teatro, cuando esto pase se tendrá la seguridad de que esa persona se convertirá en un ciudadano de la escena y por lo consiguiente del arte.

Este decir no es arriesgado, el problema radica, en que como una vez decía Luis de Tavira, en que “el teatro no siempre se hace, no siempre se da”. ¿A qué nos referimos con que el teatro no se hace, no se da? No se si usted lector alguna vez se ha topado con una obra de arte (discursiva o conceptual) que lo ha dejado anonado, al borde de las lágrimas o en el refugio de éstas, con una obra la cual usted sabe perfectamente nunca podrá olvidar, si eso pasa es que el arte se dio, se hizo.

Aquí tampoco nos conflictuaremos, al menos en este artículo, con la teoría de la recepción, la hermeneútica o la semiótica para explicar cómo se dan los procesos receptivos entre obra y lector/espectador.

Mejor explico la idea general de lo que se ha venido hablando a partir de mi primera experiencia. Hablo de una vida como consumidor asiduo de arte (y otras toxicidades) y dedicada al estudio escolarizado del mismo, por lo que me sucedió en 1996, cuando en ese entonces estaba en la ciudad el Festival de Teatro “Wilberto Cantón”.

Según recuerdo nunca me gustaron los eventos donde se aglomerara un mar de gente y estaba seguro que el teatro no iba a ser eso (entras, ves y te vas), además en el MACAY las entradas eran gratuitas, sólo tenía que arriesgarme a salir de noche y regresar al entonces violento sur de Mérida por donde vivía, pero bueno que más daba.

Había visto dos obras de teatro regional, siempre era yo el que proponía sketchs en las escuelas donde estuve inscrito, con los padres salesianos participé en un montaje de “Jesucristo Gómez” de Vicente Leñero y por casualidad había visto “Los árboles mueren de pie” de Alejandro Casona, interpretado por un grupo estudiantil de la marista. Podría decirse que mi trayectoria como espectador no era la más adecuada para rechazar seguir viendo las cosas, tomando en cuenta que no conocía nada.

La obra que fui a ver en ese entonces se llamaba “Sobre la muerte y otras despedidas”, el texto era una serie de escenas que servían de pretexto para hablar sobre la muerte y también de la vida. La obra era dirigida por Francisco Solís, misma que contenía textos de Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Juan Rulfo, parte del cancionero popular y la música de Jaime López, Caifanes y Bob Marley. Además de un monólogo titulado “La muerte del abuelo” basado en un cuento de Janitzio Durán.

En primera instancia, la obra no se presentaba en un teatro sino en un museo. Lo primero que vi al ingresar al recinto fue a los integrantes del “Diletante Teatro” (ahora Compañía de teatro “El sueño”) en proceso de entrenamiento, antes de entrar a su personaje, no podemos decir a escena, porque ya estaban en ella.

Los poemas, las canciones, un canto a dueto a partir de un corrido popular y la energía de cuatro actores (Hortensia Sánchez, Cinthya Alayola, Eduardo Santander y Francisco Solís, además de ese de la pequeña Desiré que lanzaba al aire un globo blanco) fue suficiente para que se hiciera el teatro. También cobraba importancia el hecho de estar frente a un teatro intimista en el que se podía ver cada gesto y sobre todo el ver por primera vez una actuación que no era cómica y que no estaba llena de clichés sino de emociones y sentimientos, que fue el monólogo “La muerte del abuelo”.

Fue ahí que por primera vez que supe lo que era el encuentro con la magia ficcional, esa lógica paradójica circunstancial (como diría Stanislavski) en el que sabemos que se está ante algo que aparentemente no es, pero que se está haciendo. Después, con ese mismo ejemplo comprendí porque en la República, Platón había expulsado al poeta.

Este primer encuentro sólo hizo que me acercara al arte, fue algo fortuito, ahora muchas veces el arte se da cuando lo consumo ya sea en forma de film, música o libro.

Alguna vez le he dicho al señor Solís que “Sobre la muerte y otras despedidas” ha sido su mejor obra, claro, escudándome en ese primer encuentro muy particular que tuve con el hecho escénico.

Ahora, muchas veces el decidir si se acude a los libros o si se es un espectador de teatro, se debe a lo que en los momentos claves nos tocó presenciar. No se juzgue aquel que no va al teatro, no sabemos que mala experiencia tuvo y por eso lo evita. Ahora, si encontramos a alguien que carece de experiencia, lo mejor es buscar como encauzarlo pero rumbo a la seguridad, no hundirlo en el mal espectáculo que indudablemente lo alejará de las butacas para siempre.

Ahora, muchas veces se podrá decir que el arte no es accesible al pueblo por sus costos, pero la primera experiencia de miles de estudiantes (primaria, secundaria y bachiller) en muchos casos ha estado asegurada gracias al Programa Nacional de Teatro Escolar, pero esa, es otra historia, yo aquí sólo hablo de esa primera vez, que tendría que ser algo diferente.


PUBLICADO EN POR ESTO!, 20 de marzo 2009.

Prologuémonos a una celebración democrática: Perspectiva de un escribidor, lector del POR ESTO!

"Dejad que los perros ladren Sancho,es señal de que vamos cabalgando".

Miguel de Cervantes en el “Quijote de la Mancha”.

En un principio pensé que los medios de comunicación (o al menos los más conocidos) eran los manipuladores que buscaban abrir paso al poder (político) para que estos se quedaran en la cima y fueran incuestionables. Luego pensé que el verdadero poder eran los medios y que eran utilizados para idiotizar a la gente, para esclavizarla de la forma más bizarra. Ahora pienso que algunos medios de comunicación están comprometidos con la construcción de una conciencia social, colectiva, que nos permite no olvidarnos de la dignidad que tantas veces han querido desaparecer y pisotearla.

La perspectiva de las cosas cambia, siempre de acuerdo a la experiencia y al constante aprendizaje que nos hace tener la vida, aunque muchos siempre estarán empecinados en pensar igual, nunca estar abiertos a la crítica. Ahora los medios de comunicación me parecen una excelente oportunidad para decir, plantear, criticar y crecer, POR QUÉ?, POR ESTO!:

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Cuando los recursos económicos abundaban compraba la Jornada y el POR ESTO! La lectura de ambos periódicos eran producto de un disgusto contra aquel “diario” tradicionalista que ya hartaba, el cual nunca informaba de aquellos acontecimientos trascendentales que se daban (o sedaban) en el país y el Estado, y más en un sexenio como lo fue el desgobierno patricista.

Al igual que la religión, crecí bajo la imposición de que en casa se leyera un periódico –oligárquico y que no se comprometía más que con sus propios intereses-, pero al igual que la confirmación (o como debería de ser ésta en la forma religiosa) ya en edad de pensar y de leer por la mañana el periódico del día, me decidí por los arriba citados, antes de leer otros, muchos carentes de humanidad y que sólo le interesaba sacar la información como si se tratara de llenar páginas, sólo por cumplir la cuota del día.

Ya cuando el dinero no era suficiente, entonces sólo podía gastar en el POR ESTO!, lo que abrió mi perspectiva en cuanto a la situación del interior del Estado, al menos uno puede ver en las páginas que se le dedica al Interior del Estado en cada edición, por qué el periódico que dirige Don Mario R. Menéndez Rodríguez se posiciona como la opción más importante de la Península.

A veces nos olvidamos (y otros más que olvido, es su propia postura idiosincrásica) que Yucatán no es sólo Mérida, clubes sociales y bailes de primavera o presentaciones en sociedad de las niñas que viven en el norte y aparentemente tienen ya la vida y el pan asegurados, sino que nuestro Estado también es marginación, hambre, necesidades, ejemplos de entereza, hombres y mujeres que luchan para trascender sus municipios en todos los renglones posibles: tradición, gastronomía, conocimiento, ferias, leyendas, zonas arqueológicas, playas y ejemplos de vida, así como de violencia. POR ESTO! Nos recuerda que hay otro Yucatán, y el respeto que se le tiene.

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He escuchado –mas bien leído- voces de protesta contra la labor del periódico POR ESTO!, lo han acusado de amarillista, de especular, de falto de verdad, aunque como dice el principio básico de la interpretación del discurso, “lo que diga Juan de Pedro dice más de Juan que de Pedro” o aquella frase que dice que “La crítica hay que tomarla de quien viene”. Aunque sin el afán de trascender en esas críticas vertidas al periódico de la Dignidad, es curioso ver que esas crítica provienen de aquellas personas que se han ostentado en el poder y han marginado a muchos. Son aquellas que por muchos años han tenido (y tienen) licencia para humillar, omitir y regatear los apoyos a la sociedad sin que nadie les dijera nada, además de que lo más descarado es que manejaban parte del dinero del pueblo. Lo peor es que estas personas no son capaces de someterse a la crítica y cuando ésta viene se ponen muy en su papel de indignados, ya que aseguran estar siendo víctimas de la difamación.

También es fácil saber que estas críticas provienen de esas propias “niñas” y “niños” que se la pasan en el club social o que su mayor noticiero son las páginas de Internet en la que buscan amigos de forma virtual, es decir, aquellos cuyo juicio más que propio (o personal) es el que le imponen sus padres y amigos que están adoctrinados, no por la caja idiota, sino por dos televisoras idiotas.

Aunque bueno, la verdad incomoda, pesa ser expuesto por cometer verdaderos crímenes contra la sociedad, no es lo mismo exhibir a un hombre que roba por la pura necesidad a que los expongan a ellos, dirán los corruptos, “ellos sí que son ladrones, se robaron un ventilador”, y por lo mismo dejan de mirar la paja en el ojo ajeno o los millones que estafan.

Lo importante aquí es que existe un lugar donde expresar aquellos márgenes de violencia institucional a la que hemos estado sometidos, no en balde el pueblo confía en el POR ESTO!, el cual cumple hoy 18 años de informar con Dignidad, Identidad y Soberanía.

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La virtud no se regala, se gana a pulso, el periodismo auténtico no se vende ante los intereses mezquinos de la mafia que impera en este país, sino que la enfrenta. Los atentados –físicos y verbales- contra los que colaboran en esta labor a favor de Yucatán, se extienden, se entienden, más nunca se justificarán y por lo consiguiente se condenan. Hay que perseguir y callar a quien tiene una voz que lastima y hiere, aquí el herido es el despotismo.

La trayectoria periodística del director general de los POR ESTO!, Don Mario R. Menéndez Rodríguez es la mejor garantía para seguir leyendo y seguir informándose, no diré más, no trato de convencer a nadie, sólo expreso mi opinión como un lector de este periódico. Felicidades a su director general y a todos los que lo hacen posible, felicidades por sus 18 años de vida.

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Como agregado cultural y perseguidor de la palabra, sólo agrego, en respuesta a uno de mis amigos (al cual se le extraña), que todo lo aquí dicho no es una dramatización, sino una declaración de principios

PUBLICADO EN POR ESTO! 21 de marzo de 2009.

Compendio teatral de perspectivas costumbristas, futuristas y reclamos a la sociedad globalizada

Presentan guiones del Premio Gerardo Mancebo del Castillo
Por Erick Alba


El Fondo Editorial Tierra Adentro presentó en Morelia los guiones teatrales ganadores del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo, en su edición 2005, en forma de compendio, que reúne perspectivas costumbristas, futuristas y de reclamo a una sociedad globalizada y en proceso de desarrollo y que guardan una visión particular del dramaturgo mexicano hacia su entorno internacional.

Después de la ceremonia pública que abanderó la puesta en circulación de Teatro de la gruta IV en Michoacán, la tarde del jueves en la Sala Efraín Vargas de la Casa de la Cultural, la publicación número 325 del fondo literario, que en esta ocasión obtuvo financiamiento del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) y el Centro Cultural Helénico, pretende difundir la obra Los cuatro cantos de la bestia, de David Herce, que se hizo acreedora al primer premio en el 2005, junto a tres de los cuatro guiones que resultaron finalistas: Diversiones, de Alfredo Hinojosa; Hollywood, de Angel Hernández; y De batallas perdidas, de Luis Santillán.

Y aunque la publicación en sí se toma como un avance en la difusión de la dramaturgia mexicana joven, la presentación que hace de los textos Rodolfo Obregón, uno de los tres jurados del concurso, junto a Jaime Chabaud y Fernando Muñoz, es clara al sentenciar: “Ni todo lo que se escribe debe ser publicado, ni todo lo que se publica debe forzosamente ser llevado a escena”, en referencia a la declinación que hizo Ivi May, autor yucateco de una de las obras finalistas, sobre la publicación de la misma en el documento.

Obregón subraya otro punto importante: el predominio de los escritores radicados en los estados, en contraposición a los de la ciudad de México, sobre el panorama teatral en el país, al explicar que tres de los cinco finalistas radican fuera del que es considerado como el epicentro cultural mexicano: el ya mencionado Ivi May junto, a Alfredo Hinojosa en Tijuana y Angel Hernández en Tampico.

En lo que se refiere a las temáticas de la obra ganadora y las publicadas junto a ella, Los cuatro cantos de la bestia se muestra más como una experimentación escénica que un drama propiamente dicho, en que se privilegia la emisión de sensaciones más que de mensajes a partir de la devastación provocada por el lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki y la interiorización en el público de la magnitud que puede alcanzar el poder humano cuando es destructivo.

Por su parte, el trabajo de Alfredo Hinojosa, Diversiones, explora un sistema social en que la imagen de video no es ya una herramienta de comunicación novedosa, sino parte de un sistema costumbrista que no imagina la vida sin ella hasta el punto en que la realidad no existe sin su necesaria regulación.

En lo que toca a Angel Hernández y su obra Hollywood, el escritor recurre a la parodia humorística con tintes analíticos al adentrarse en el teatro de títeres con diálogos para adultos, en contraste con De Batallas perdidas, de Luis Santillán, que se manifiesta en una sucesión de historias que apuntan sin miramientos hacia lo trágico, y en donde el jurado coincidió, como confiesa Rodolfo Obregón, que el trabajo es “menos inspirado pero con solidez estructural”.

El documento que reúne los guiones teatrales antes descritos está en poder de la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum) para su distribución en la entidad.

PUBLICADO EN LA JORNADA MICHOACÁN, 2 de junio de 2007.

domingo, 29 de marzo de 2009

Para la dramaturgia un premio diferente



Cierto es que un premio literario en muchos de los casos no es más que un voto de simpatía, la decisión de un jurado que se basa en sus propios gustos e intereses estéticos para determinar quién saldrá avante. Un premio literario no determina que un escritor tenga valía o no (digo, a Borges y a Cortazar no les dieron el Nobel, lo que no cuestiona su obra) sin embargo da proyección y oportunidades.

En México existen certámenes literarios cuya importancia no radican sólo en la cantidad monetaria que ofrecen, sino también en los beneficios editoriales que estos presentan. Como ejemplo está el Premio Nacional de Poesía Joven “Elías Nandino”, el Nacional de Cuento “Julio Torri” y el Nacional de Ensayo “José Vasconcelos”.

Por lo general estos premios son para escritores menores de 30 años, con un monto de 100 mil pesos para la obra ganadora y la publicación de la misma en la editorial Tierra Adentro.

Pero más allá de eso siempre está eso de que “este año “fulano” ganó el Nandino”, por lo que de alguna forma una parte de los creadores jóvenes de México leen el libro sólo para saber por qué le dieron a “fulano” el premio en la categoría, como siempre hay sus desacuerdos en cuanto a los seleccionados, sin embargo quedan registrados en el CONACULTA y la facilidad para seguir publicando en Tierra Adentro y en otros lugares se extiende, al menos ya se tiene una carta de presentación en este medio literario postmoderno.

En dramaturgia es hasta el 2002 que se abre la convocatoria para el I Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo, mismo que convocó el Centro Cultural Helénico y el Fondo Editorial Tierra Adentro.

En primera, el premio se crea para hacer un justo homenaje a la figura de Gerardo Mancebo del Castillo, quien muriera en el año 2000 a la edad de 30 años. Basta con leer “Las tremendas aventuras de la Capitana Gazpacho o de Cómo los elefantes aprendieron a jugar a las canicas” para darnos una idea de las rupturas y los nuevos rumbos de la dramaturgia mexicana, pero ese aire de frescura que tiene la Gazpacho es la propia voz de la juventud que rebosa ingenio, el sello particular de Mancebo del Castillo quien siempre permanecerá joven porque la muerte no nos permitió leerlo más allá.

La particularidad del “Mancebo” (como ahora se le conoce al premio), es que no hay un ganador único (al menos al principio), sino que el certamen se torna en un verdadero aprendizaje y competencia, claro, si se llega a cruzar el umbral.

Se envía una obra de teatro inédita al certamen, pueden participar dramaturgos menores de 35 años de toda la república mexicana. Después de una selección el jurado elige a un máximo 5 obras finalistas y un mínimo de tres.

Los finalistas se reúnen en el Centro Cultural Helénico (D.F) con los tres miembros del jurados, que son a la vez dramaturgos y conocedores de la escena. El objetivo es hacer un taller para discutir las particularidades del texto, cómo fue visto éste según cada miembro del jurado. Posteriormente se le da al finalista un plazo de 30 días para entregar una nueva versión de su obra y de ahí se elige al ganador.

El premio consta de 75 mil pesos en efectivo, la publicación de las obras finalistas en el libro Teatro de la Gruta (actualmente la colección ya llegó al tomo VIII) y las facilidades para que la obra ganadora se presente en temporada en el Centro Cultural Helénico, en el foro “La gruta”.

Y como señala Edgar Chías en el prólogo de Teatro de la Gruta VIII: Afortunadamente, para el teatro y, sobre todo, para el teatro nuevo, el más joven, el que asoma la cabeza por primera vez, se han ganado espacios de presencia, consolidación y lanzamiento. Uno de los más importantes por su alcance y firme trayectoria, es sin duda el Premio Nacional de Dramaturgia Gerardo Mancebo.

Particularmente puedo decir que le debo al certamen algo importantes que es formación, (estuve como finalista en la edición 2005) ya que fue a partir de él que se abrieron las puertas para el Diplomado Nacional de Estudios de la Dramaturgia y el contacto con personas con las que he podido discutir la obra dramática, además de haber estado en contacto con las escrituras de otros estados.

El Premio Nacional de Dramaturgia Joven “Gerardo Mancebo del Castillo 2009”, cierra su convocatoria este 28 de marzo, las bases puede ver en las páginas: http://www.helenico.gob.mx/eventosespeciales.html y http://www.conaculta.gob.mx/convocatorias/.

Si usted escribe teatro este premio es una buena opción a la que hay que apostar. Aunque en realidad no se trata de escribir para los premios, pero a veces es bueno proyectarse a partir de ellos, aunque tampoco hay que cuestionarse tanto si estos no llegan, lo importante es que la obra vaya día a día madurando, eso sí que es garantía de que después algo pasará.

PUBLICADO EN POR ESTO! 26 de febrero 2009.

Salas de Lectura o nunca nada será suficiente


Existen 16,100 libros en el Estado que han sido donados para la difusión y promoción de la lectura. Cualquiera podría alegar que esa cantidad es insuficiente ante las miles de personas que habitan en Yucatán, pero como todo en la vida, cualquier cantidad (por mínima que sea), con la administración, dedicación y sapiencia necesarias podría generar intereses e incluso obrar milagros.

Lo anterior es por la efusiva respuesta que tuvo la presentación del excelente Programa Biblioteca Básica de Yucatán que nos hizo olvidar que desde el 2003 Yucatán forma parte del Programa Nacional de Salas de Lectura. Este programa nacional se creó en 1995 y es impulsado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, las Secretarías de Educación y Cultura, los Consejos o Institutos de Cultura de la Republica Mexicana, la Secretaría de Relaciones Exteriores y personas voluntarias convencidas de la importancia de formar lectores en su comunidad.

Existen en el Estado 161 Salas de Lectura, de las cuales se está llevando ahora un seguimiento para saber cuáles están funcionando y cuáles están perdidas o en el olvido.

El programa funciona con un presupuesto bipartita entre el CONACULTA y el ICY, en el cual se cubren los costos de hospedaje, alimentación y capacitación de los encargados de ejecutar el programa y hacer que éste funcione, al menos al momento en que se inscriben al primer módulo para capacitarse como instructores o coordinadores de una sala.

Por lo general es muy fácil pertenecer al programa, los promotores de lectura o el coordinador de sala, tienen que ser personas que lean y que tengan la disponibilidad y el interés por la formación de lectores.

El coordinador de la sala puede ser un profesor, un bibliotecario, un estudiante universitario, un académico o una ama de casa. El programa ofrece cursos de capacitación que incluye tanto el mecanismo del programa, así como estrategias de lectura para aplicarlas con nuestros potenciales lectores.

El promotor debe de tener un proyecto en el que informe a la Coordinación General y al CONACULTA en dónde piensa ubicar su sala (ésta puede ser en una escuela, restaurante, parques, jardines, casas particulares, instituciones públicas, etc.) y a qué público está dirigida.

El CONACULTA le dona al coordinador de la sala un acervo de 100 libros entre sus ediciones y coediciones para que con éstos inicie su labor de promover la lectura.

El responsable de cada sala tiene que entregar un informe de actividades de manera trimestral, asimismo se le invita a participar en encuentros de trabajo y actividades que se organizan en fechas como El día Mundial del Libro.

Ahora bien, en Yucatán se atiende a niños en diversos municipios del Estado (existen salas de lectura en 30 municipios), también se ha hecho con este programa una importante labor social, como la Sala de Lectura y el taller de creación literaria que se hizo en el CERESO de Mérida, así como la sala de lectura del ISSSTEY del barrio de Santa Ana que es para adultos de la tercera edad y la sala para invidentes que funciona en la colonia Yucatán.

En realidad cada coordinador a partir de sus intereses y de sus posibilidades se reúne con diferente público, lo importante de esto es que se genere un contacto con los libros entre el coordinador y los usuarios. Una característica importante es el préstamo a domicilio, ya que entonces la sala se convierte en una pequeña biblioteca y en una red de personas que comparten sobre todo experiencias de lectura.

De alguna forma se ha criticado al programa por los libros que entrega entre sus acervos, alegando que son insuficientes y que no se encuentran muchos libros que puedan ser atractivos para los integrantes de la sala. Aunque hay que señalar que el CONACULTA entrega tres acervos, según al tipo de lector al que uno se quiera enfocar: inicial, intermedio y avanzado.

Entre las ediciones del CONACULTA podemos encontrar desde libros clásicos de Cervantes, Calderón de la Barca, hasta libros como “Trilce y los Heraldos Negros” de Vallejo, “Altazor” de Huidobro o los premios más importantes de la Literatura Joven de México, como el “Julio Torri” de cuento, el “José Vasconcelos” de ensayo, el “Elías Nandino” de poesía, el “Gerardo Mancebo del Castillo” de dramaturgia, entre otros.

Además también se encuentra la colección de la Centena, la cual contiene novela, ensayo, poesía y dramaturgia de los autores más representativos del país, o los que al menos han generado parte de la actual tradición literaria. También se cuenta con obras de corte infantil y juvenil que nos muestran el gran avance que existe en el género para niños. El programa es una oportunidad para contextualizarnos con la actualidad de la literatura mexicana o más bien una parte (muy importante) de ella.

Ahora, el programa suena muy bien, pero hay que hacer esfuerzos extras que no entran dentro de los presupuestos, como la adquisición de material propio o en algunos casos poner a disposición de los lectores de nuestra sala nuestra biblioteca personal.

Aquí lo importante es la promoción de la lectura. Algunos lo harán por razones altruistas, otros para conocer amigos, algunos para generar debates en torno a los mismos intereses literarios y otros simplemente por el afán de leer.

Por lo mismo considero importante poner de nuestra parte para que los programas que estén a favor de la lectura sirvan principalmente para eso, que se les dé más difusión, que se encuentren en las ferias estatales del libro aunque sea para saber de su existencia, que el presupuesto que se ejerza sea efectivamente para la promoción de la lectura y el encuentro con los lectores y no para otros fines.

No hay que lamentarse por los costos excesivos de los libros y a partir de eso cuestionar el alejarnos de la lectura, sino encontrar los mecanismos que sirven para cumplir con esta labor y acercarnos a ellos.

Afortunadamente Yucatán se suma a esta necesidad de acercar el libro a los lectores con el lanzamiento de su nuevo programa BBY. Salas de Lectura y ahora Biblioteca Básica de Yucatán están haciendo lo posible para ir contra las estadísticas que nos hacen un país no lector.

Hay otro grupo, entusiasta y sobre todo comprometido con la lectura, “Leer por placer”, un grupo de jóvenes universitarios que no viene a salvar a la entidad de las “maldades” literarias, sino que asume un compromiso con la lectura y también está a favor de esta necesidad y compromiso para con el lector, pero bueno, en realidad hay tanto que leer, tanto que compartir, que nunca nada será suficiente, ya que al día se editan tantos libros que nunca podremos darle a eso alcance.

Para saber más de los programas consulte:

salasdelecturaenyucatan.blogspot.com

www.bibliotecabasicayucatan.gob.mx

insomniopteros.blogspot.com
PUBLICADO EN POR ESTO! 18 de febrero de 2009.

Le Petite o sobre el tratado de la ocurrencia...


Con el anuncio de una obra de carácter multidisciplinario, el pasado lunes 5 de enero se presentó “Le Petite Simone”, en el marco del Festival de la Ciudad 2009. El espectáculo fue seleccionado por la Dirección de Cultura del Ayuntamiento de Mérida para formar parte de los artistas locales que intervendrían en este festival artístico. La dirección general del evento estuvo a cargo de Yasir García Rodarte.

Simone es una niña enferma pegada a una silla de ruedas, maltratada y descuidada por una enfermera; su único vinculo con el mundo exterior es la televisión... repentinamente sufre un ataque de asfixia y aunque el cuerpo médico trata de ayudarla, ella es víctima de mil imágenes en su último minuto de vida.

Con este argumento dio inicio este trabajo que tuvo una duración de aproximadamente 80 minutos, mismos en los cuales se hicieron visibles las carencias técnicas y la pretensión de la compañía en cuanto a la concepción del espectáculo, en primera porque señalan la obra como teatro, música, danza y artes visuales. A pesar de que escuchamos música, vimos proyecciones de diapositivas, fotografías y carteles, el espectáculo en su totalidad se vale de la danza como herramienta discursiva para contar historias. No se logró ver la parte teatral.

Hay que señalar que una obra de teatro también tiene música (en vivo, grabación, efectos sonoros), artes plásticas (escenografía, vestuario, maquillaje e incluso proyección de imágenes como en el video teatro) e incluso danza (coreografías, secuencia de movimiento etc.), sin embargo las obras teatrales no se anuncian como interdisciplinarias a pesar de contar con todos los elementos para serla.

Un espectáculo interdisciplinario es cuando dos o más disciplinas artísticas funcionan como ejes discursivos para la unidad de un espectáculo, una disciplina no se come a la otra, sino que todas se mezclan para dar pie a un trabajo diferente a lo que llamamos música (que podría ser visual y teatral), danza (la cual también cuenta con música y artes plásticas), teatro y artes plásticas.

Lo anterior sirve para decir que Le Petite Simone terminó siendo un espectáculo de danza contemporánea pero sin bailarines de nivel. Las limitaciones en las técnicas dancísticas hicieron que se tuviera que recurrir a coreografías con movimientos básicos y repetitivos (tan repetitivos que sólo se podría pensar que el ejecutante y el coreógrafo se habían quedado sin recursos).

Al igual que la danza, las artes visuales entraban con el argumento de un apoyo discursivo en cuanto a lo que estaba sucediendo en la escena. Sin embargo, a pesar de la unidad temática en las imágenes que eran la violencia y los pecados capitales, éstas sucedían con tanta arbitrariedad que bien podrían haber puesto cualquier imagen referente a la violencia y el discurso hubiera sido el mismo.

Señalo lo anterior porque ese fue el tono de todo el espectáculo. No había una unidad que permitiera clarificar el discurso de Le Petite Simone. El espectáculo pudo haber terminado 30 minutos antes o bien se pudo haber prolongado una hora más y el resultado hubiera sido el mismo, o bien la obra (acoto que la palabra obra no se refiere a una pieza teatral) estaba tan atiborrada de signos, sin una unidad precisa que se pudo haber metido una motocicleta en escena y no se hubiera notado el aporte de ese recurso.

Todos los elementos que componen cualquier producto artístico son necesarios e indispensables para su construcción. En una obra no tiene que faltar ni sobrar nada de los elementos que se utilizan. Se dice que si por ejemplo a un poema se le elimina una palabra, el poema mismo perdería su esencia, es decir, el privar a la obra de un elemento que la compone la desvirtúa y muy probablemente la anula. Esto se percibe en las obras que están bien construidas y se les elimina un elemento.

Ahora, cuando en una obra observamos elementos que sobran o que faltan, estamos entonces ante un producto artístico incompleto.

A pesar de algunos aciertos de Le Petite Simone como su selección musical o parte del vestuario (cuyos créditos se omiten en el programa de mano), el espectáculo está atiborrado de imágenes que terminan siendo una secuencia de ocurrencias, a pesar de que lo que se pretende es crear una vertiginosa serie de imágenes que suceden en el último minuto de vida de la enferma.

La trama es interesante pero su aplicación escénica se queda corta ante una fresca propuesta de jóvenes locales. Además de los fallos técnicos en la proyección de imágenes y en la entrada de alguna luz, los cuales algunas veces se deben a los limitados tiempos para ensayos técnicos que se tienen en cualquier recinto teatral, o bien a la poca clarificación en el manejo de los recursos.

Otra cosa que eliminaba el ritmo de la obra eran los espacios vacíos entre coreografía, pues el escenario quedaba vacío y a oscuras durante más de 20 segundos.

En el teatro (al menos si no es intencional), el espectáculo vacío y oscuro puede parecer una eternidad a pesar de que dure unos pocos segundos, por lo que la peripecia del director consiste en encontrar elementos que le den continuidad y ritmo a la obra para que el espectador no caiga en la desesperación y en tiempos muertos.

El teatro es ante nada acción y conflicto, donde los personajes reaccionan ante las circunstancias y ante los estímulos tanto externos como internos. Cuando hablamos de las carencias teatrales en Le Petite Simone, no nos referimos a la falta de diálogo, ya que el teatro imagen, alguna obra de Becket o Peter Handke tiene la característica de excluir el discurso verbal y manejarse a través de la acción física o las acotaciones. Pero en el caso de Le Petite Simone no se vio progresión dramática en los personajes, los cuales estaban al servicio de las coreografías y rellenaban las carencias en la técnica dancística con imágenes.

No basta ponerle vestuario ni caracterizar a los ejecutantes para decir que existen personajes de un drama, ni tampoco todo lo que se represente sobre un escenario y tenga una anécdota es por sí misma una obra de teatro.

A pesar de lo que se ha señalado, existe una energía y una disposición por parte de estos jóvenes que deben canalizar hacia la precisión de su discurso. Se puede caer en el error de crear sólo espectáculos atiborrados de ocurrencias (solución fácil y de poca exigencia para el artista y un modus vivendi que se ve en muchos jóvenes que han confundido lo conceptual con pereza y comodidad), cuando la capacidad de esta generación merece más, ya que el talento de estos muchachos es innegable .

Cierto es que el depuramiento y la precisión del discurso sólo lo da la constancia y el tiempo, pero ojo para estos creadores y ejecutantes, no hay que irse con la idea de que con Le Petite Simone se está ante una obra de arte en el sentido estricto de la palabra.

(Le Petite Simone. Reparto: Yasir García Rodarte, director general, coreógrafo y bailarín: Hugo Wenceslao Quiñónez Gómez, coreógrafo y bailarín; Andrea Urbán Hernández, bailarina; Alfonso García Medina, bailarín; Alejandra Bassol, bailarina; Miranda Argoytia Alonzo, bailarina; Alberto Andrade, bailarín; Arlette Sierra Alcocer, cantante y actriz; Marie Bello, bailarina y asistente de producción)

PUBLICADO EN POR ESTO!, 20 de enero de 2009.

Navegaciones Zur





Navegaciones Zur es un viaje por el mundo literario que parte de Mérida Yucatán con el trabajo de quienes integran el Centro Yucateco de Escritores, y que se inscribe al momento histórico de su publicación.

En este número, nos dice el Editorial “La política y los ductos del petróleo dejan de ser fuego de artificio cuando esquirlas de sus estallidos lastiman a inocentes”. Indican, además, otras marcas: la renuncia de Fidel Castro en la Gran Antilla, las muertes de Henestrosa, Carballido, Rascón Banda y Aura (sumarían ahora la de Ochoa); también la de Solhenitzin. Menciones que encaminan para argumentar la tendencia del número Fundaciones; en tanto que “esos mismos ciclos tuvieron una vez que animarse a comenzar y fueron fundados por voluntad generatriz de pensamiento”. Así pues, Navegaciones Zur, retoma su travesía por las letras a partir de lo que funda.

La revista abarca todos los géneros que el placer por la literatura puede desear: ensayo, crítica, cine, poesía, teatro y cuento; fotografía y obra gráfica. Parte de un texto de Orendáin Fundación de la violencia: El mal como genética humana… y recorre distintos inicios o reinicios que van del despertar vital de un par de adolescentes (Luz apasionada, de Monsreal; y “Mosca” ¿un alias más?, de Calero) y una selección de petas nacidos a partir de 1980 (muestra que forma parte del corpus del Mapa Poético de México, de Echeverría y Pacheco); hasta Los ochenta: caída y reconstrucción del cine nacional, de Obed González.

Incluye también el cuento "Ba’alo’ob mix juntéen u’uya’ak" ("Cosas nunca antes oídas", en edición bilingüe), de Carrillo Can; los ensayos "Crisis sobre un escritor" o "Caballo en un callejón sin salida", de Sara Poot Herrera; "Fundación remix (fotografia.mexico = kaos.flow)", de Moraquech Ferrera-Balanquet; la obra Dolores ¿Cuánto cuestas? O diálogos retóricos de amor (Pieza pentagonal), de Ivi May.

No son éstos los únicos contenidos de Navegaciones Zur en su número triple. El resto, se los dejamos de sorpresa a los lectores.

Pie de foto: Tomado de http://www.periodicodepoesia.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=791&Itemid=87